Pucheros, carnes, arroces, pescados... guisados a fuego lento, con productos de proximidad y de manera natural.
Sobre una base de platos mediterráneos, fui añadiendo las recetas que había aprendido en mis viajes, para que cada día el momento de comer no fuera algo aburrido sino que se convirtiera en algo original y excitante.
Mi objetivo era que cada cliente sintiera que tenía un chef artesano cocinando para él.
Desde entonces, en tres años ya hemos entregado más de 40.000 platos de verdad y más personas nos eligen como su chef en su día a día.